domingo, 12 de diciembre de 2010

Al alba, con las primeras luces, me apretó la mano con fuerza, sonrió a su padre y la llama de sus ojos se apagó para siempre.

A veces dudo de mi memoria y me pregunto si únicamente
seré capaz de recordar lo que nunca sucedió.


Te llevaste todas las respuestas contigo.

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